“No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él”.

Efesios 1:16-17

El sábado por la mañana, entramos en el salón de la iglesia y nos sentamos en la última fila. Saludé a Ester que acababa de regresar del extranjero y la asamblea comenzó con la canción “En oculto fui formado”.

Por el rabillo del ojo, vi a Irena entrar al salón un poco tarde. Oramos, cantamos más canciones y el predicador tomó su lugar. Los niños fueron enviados a sus aulas, no sin antes orar por ellos y sus maestros. Irena era una de las que estaban de pie con los niños, con Samuel, mi hijo menor, sosteniendo su mano. Los niños salieron y mi atención volvió al hablante. El sermón fue muy bueno, dio mucha fuerza para otra semana de luchas contra el mundo. Se lo perdió quien no estaba presente.

Al final de la reunión fui a recoger a Samuel de su clase y me mostró ondeando, el trabajo que acabó de hacer ese día. Con gran entusiasmo relató cómo Jesús curó al leproso. Mientras Samuel me contaba lo que había aprendido, un pensamiento cruzó por mi mente: Realmente disfruté el sermón y pude concentrarme porque no había nadie que me jalara la blusa y me dijera que necesitaba orinar. Y no solo eso, sino que este pequeño también aprendió acerca de Dios y Su palabra. Mis pensamientos se volvieron hacia Irena: ¿Por qué llegó tarde a la reunión? ¿Por qué se veía cansada cuando terminó la reunión? ¿Por qué podría sentarme tan seguro y tranquilo durante un sermón?

Irena enseña a mi Samuel. Mientras aprendo la Palabra de Dios, ella está enseñando a Samuel de la Palabra de Dios.

Irena, con tu ayuda Samuel aprende a amar a Dios, y Su palabra. Con tu ayuda aprende a conocer a Dios y Su palabra. Con tu ayuda, es animado a usar la palabra de Dios a diario. ¡Gracias! Las palabras de Efesios 1:16-17 son verdaderas, oraré por ti cada semana mientras tomas tu precioso tiempo y preparas la lección, mientras organizas la clase antes de la reunión y mientras enseñas a Samuel. ¡¡Gracias!!!

¿Cómo agradecer a los profesores?

  1. Escribiremos los nombres de los maestros en tarjetas, un nombre en cada tarjeta y pediremos a los miembros de la iglesia que se lleven uno a casa para que les ayude a recordar el orar por ellos.
  2. Presentarlos a la iglesia para que todos sepan quién está enseñando a los niños y puedan orar por ellos tanto en la iglesia como fuera de ella.
  3. Llamarles de vez en cuando solo para agradecerles y animarles.
  4. Ustedes, los padres, les dicen a los maestros cómo los niños aplican lo que han aprendido en clase (no olviden que Uds., los padres, tienen un papel muy importante en que los niños apliquen realmente lo que han aprendido). Es muy alentador escuchar que lo que se está aprendiendo no se va por el desagüe, sino que realmente causa cambios.
  5. En la Iglesia “Gracia y Verdad”, los maestros son llevados una vez al año a un viaje a algún lugar del país. En su lugar, les damos la oportunidad de disfrutar y perfeccionar sus herramientas profesionales. Le piden a alguien que lleve a cabo un taller sobre un tema específico relacionado con la enseñanza. El día concluye con una buena comida en un restaurante. Todo es para decir gracias y que son importante para nosotros.
  6. Tener una comida especial para ellos donde puedan compartir sus experiencias. Darles un regalo, que sepan que son valorados.
  7. Inviten a los maestros a hablar sobre lo que están pasando en clase y a orar juntos.
  8. Animen a los niños a que les hagan un dibujo y les den las gracias.

Los niños dicen gracias:

  1. Para la maestra: me alegro de que seas mi maestra. Me enseñas muchas cosas. ¡Eres la mejor maestra!
  2. Al maestro: gracias, por enseñarnos y por contarnos de la Palabra de Dios. Y muchas gracias por lo que hacemos en clases. Con amor.
  3. A mis maestros: les agradezco por enseñarme la Palabra del Señor. Y gracias por recordarme que Jesús nació y que cuando fue más grande murió en la cruz en mi lugar y me dio la vida eterna. ¡Y por favor enséñame más!!
  4. Éxito al enseñarme la Biblia. Gracias por enseñar mi clase.
  5. Gracias por enseñarme la Biblia.

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