“Maestra, Jesús hacía magia, ¿no es así?”, dos pares de ojos marrones me miraban después de la clase del sábado.  Habíamos terminado recientemente varias lecciones de cómo Jesús nos ama y provee para nosotros. En la lección de ese día aprendimos que Jesús se preocupó por sus amigos en una boda y, cuando el vino se acabó, convirtió el agua en vino. Esto se ve como un mago en una fiesta de cumpleaños, que convierte el pañuelo azul en rojo.

El efecto de un milagro, una señal, una maravilla y de la magia puede parecer el mismo, lo cual es realmente confuso. Para definirlos tenemos que pensar en varios puntos: ¿Quién es el autor? ¿Quién lo ejecuta? ¿Cuál es el propósito? Usaré los terminos tal como son usados en la Biblia y no en uso diario.

EL MAL

Demos una mirada a Éxodo 7:8-8:18. Dios le dice a Moisés que debe hacer un milagro si Faraón se lo pide. Moisés arrojará su vara para que se convierta en serpiente. Moisés lo hace, y los magos de Egipto aparecen hacer lo mismo. Lo mismo ocurre con la primera y la segunda plaga. Moisés convierte el agua en sangre. Los magos también. Moisés hace aparecer ranas. Los magos también. No hay duda de que ambos lados parecen hacer algo sobrenatural. Y, sin embargo, cuando se trata de piojos, los magos no pueden imitar el milagro, y admiten que “éste es el dedo de Dios”.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el milagro y la magia aquí? Moisés es el que está ejecutando el milagro, pero Dios es el autor. El propósito del milagro es glorificar a Dios. Los magos son los ejecutores también, pero no se nos dice de dónde les es dado poder para ejecutar sus “artes ocultas”. Ya que ellos realizaron esta imitación para desacreditar a Dios, debemos asumir que el poder o truco que ellos realizaron no proviene de Dios.

En Apocalipsis 13 vemos al dragón, la bestia que sale del mar, y la bestia de la tierra. Entre ellos pueden dar poder y autoridad, curar una herida fatal, realizar grandes señales, hacer descender fuego del cielo y dar aliento a una imagen. El autor no es Dios, el autor debe ser el diablo ya que todos estos hechos sobrenaturales se realizan para engañar a los que habitan en la tierra y apartarlos de Dios.

El diablo puede ser el autor de eventos sobrenaturales. Él puede sanar, enfermar, realizar señales y maravillas. El puede realizar magia. Los que realizan estos hechos son llamados sortílegos, magos, hechiceros, espiritistas, adivinadores, médiums o incluso simplemente hombres (Deuteronomio 18:9-14). Sus hechos son abominables al SEÑOR. El propósito de ellos es evadir a Dios, no glorificarle. Pero claro, el diablo trabaja solo en los límites permitido por Dios. Podemos verlo en Job 1 y 2, cuando Satanás recibe permiso de Dios para dañar a Job. Podemos ver también en Mateo 24:24 que falsos cristos y profetas se levantaran mostrando grandes señales y maravillas con el propósito de engañar, si es posible, aún a los escogidos. Esto está permitido en el plan de Dios. Los hechos del diablo son tan increíbles que engañará los que moran en la tierra. Pero ninguna de sus obras trae gloria a Dios. Y la Biblia nunca las llama un milagro.

EL MAGO

El término “magia” es engañoso, porque indica obras tanto naturales como sobrenaturales. El diccionario Merriam Webster dice que, por un lado, la magia describe el uso de medios (como encantamientos o hechizos) que se cree que tienen un poder sobrenatural sobre las fuerzas naturales. Por otro lado, describe un poder o influencia extraordinarios que aparentemente provienen de una fuente sobrenatural.

Entonces ¿qué del mago que convierte el pañuelo azul en rojo? Esta es la tercera definición de la palabra magia según Merriam Webster: El arte de producir ilusiones mediante habilidades con las manos. Los ilusionistas o magos en las fiestas de cumpleaños trabajan en lo natural. Engañan a los espectadores, ¡pero el público también quiere ser engañado! Pagaron por la emoción de no poder averiguar cómo lo hizo el ilusionista. El autor y ejecutor de este tipo de magia es en su mayoría uno y el mismo y recibe la gloria. Lo que hace son trucos, no milagros.

LOS MILAGROS DE DIOS

Dios obra en lo sobrenatural. Solo Él puede crear. Cuando Jesús sanó a los lisiados, leprosos o ciegos, él restauró o creó partes completas del cuerpo. Cuando calma una tormenta, derrota a los ejércitos con lluvia o granizo, o cuando hace que las redes de los pescadores se llenen de peces, vemos que la creación conoce y obedece Su voz. Cuando resucita a los muertos, podemos ver que puede dar y quitar la vida de acuerdo a Su voluntad. Cuando Jesús convierte el agua en vino, convirtió una fórmula simple que consiste de un oxígeno y dos de hidrógeno en un compuesto complejo de agua con ácidos, alcoholes, sustancias inorgánicas, compuestos nitrogenados, fenólicos y más, una transformación sin laboratorio. Ningún ser humano normal puede hacerlo. ¿Por qué lo hizo Jesús? “Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó Su gloria; y Sus discípulos creyeron en él.” Juan 2:11.

RESUMEN

Dios hace señales y maravillas, el diablo también puede hacerlos. El diablo y el hombre pueden crear y realizar magia sobrenatural o natural. Dios nunca crea ni realiza magia. La Biblia nos dice que solo Dios puede ser el autor de milagros. Incluso cuando el diablo realiza una señal o una maravilla, la Biblia nunca lo llama milagro. Las señales del diablo siempre alejan de Dios. Los milagros de Dios son siempre sobrenaturales, siempre glorifican a Dios, revelan algo sobre Sí mismo y atraen a las personas hacia Él mismo.

Tina Ondricek

Muchos cuentos para niños o libros escolares presentan pequeñas brujas, hechiceros, fantasmas o diablos. A veces realizan actos sobrenaturales, a veces son solo pequeños ayudantes. Son tan lindos y adorables que a los niños les encantan. Aquí tenemos que ayudarles a entender que hay personajes reales como estos que son verdaderamente enemigos de Dios y detestables a sus ojos. Hacer que las brujas o los demonios sean lindos es una forma de atraer a nuestros hijos para que se sientan cómodos con ellos.

To Top ↑